lunes, 29 de septiembre de 2008

Recova de Once XIX Y el VENDEDOR AMBULANTE


Encontrar el objeto que olía a manzanas (profundas eran). Imaginarse a los pilones de papeles –me vuelven loca- porque no circulan, les cercenaron las cabezas a todos ellos. El camino era como cualquiera, excepto de la casa usurpada que gemía y con la ropa colgada en las afueras y la mampostería gritaba porque se venia abajo –anunciaba el estupor maldito-. Lentamente pasaba el aire, como en cámara lenta, y todos los gestos eran por igual lentos, amarrados de algo invisible que los contorsionaba como quería. Y la florería ¿no se echaban a perder esos claveles? Con el clima inestable este, y la humedad que todo lo pegotea y todo lo penetra. Mis pies caminan solos. Supongo que si.
Es que es el tic tac del reloj de la pared que informa una especie de secuencias que narra o que deja al descubierto. El ascensor mientras pasa por sobre nuestras cabezas con una luz o con varias puertas y dan ganas de meter los dedos y las manos en la aberturas, para cerciorarse de que los corte. Y ya la desesperación lo inunda todo, lo sabotea todo, lo saquea todo. Dan verdaderas ansias de tener un risco cerca y de ahí bambolearse con el viento hasta volar y caer, o caer y salir volando. Va bien, dice que asómenos bien. Solamente andate bien lejos, donde te vean los desconocidos que no me conocen. Y si te ven –vaya- voy a correr, para que no me atrapen, para que no me cuenten, ni me hablen.
Para saludar a la vecina con un cordial como le va, y observar como riega sus macetas –cada mañana solo letras y un ventanal con postigones de madera. Y si venís a molestarme –vaya- no te abriré la puerta y la música estará muy alta para ese entonces.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Reflexiones estupidas de Enriqueta Ruiz.


Diga de aquel que se vierte espuma en los horizontes recónditos. Solo para regalarle un almanaque del año 1995 que preguntaba cordialmente: ¿usted desea estallar? Si, usted lo desea, y nosotros lo deseamos.

Por alguna de esas casualidades se acerca un hombrecillo y me comenta que sabe un secreto inescrutable. Es necesario que se divulgue. El mequetrefe le encontró final a la numeración. Me parecía casi imposible, increíble. El problema consistía en que no me interesaba demasiado el asunto. Una vez leí que si existía Dios, el único que tenia el final de los números era el (sabia indudablemente cuantas unidades había hecho de cada cosa). En fin, entonces el tipo era un Dios, o uno de ellos, o el hijo de alguno de ellos o la recopilación de todos los existentes.

Uno crece y pierde la gracia, entonces lo olvidan.

Uno crece y pierde la gracia, entonces lo olvidan.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Prismáticos del 42 (lo que) (la que) en EL.


Pero si son los hijos de doña Asunta, la que vive en la calle de tierra, en los ojos de Helena.
No importa si esto es una foto que miro a través del prismático, o es el negro que ya se murió hace como dos décadas o mas.
O el guapo (la cerveza se ha evaporado, es una ilusión óptica inexistente para nuestro momento).


Comienza a rodar la cosa y las manchas chispeantes en la pared y toda la cuidad es como la cuidad que pinta Berni (el de los nacarados y el Juanito Laguna que juega a la mancha con Pedro Paramo).

Vio que la gente esta encerrada como en el gran letargo, viven mientras duermen; y cuando viven duermen (sonámbulos y de pie) caminan. Por esa razón fagocitaron las críticas que se las dieron además al perro para que las mastique mientras tanto. Y vio que uno esta como insano, porque responde muy mal ciertas preguntas.
Me queda la foto de 1942 con calidad excelente, y los tiradores con los sindicatos y los sindicalistas como Severo Arcangelo.

Helena que usa el bastón, ya no es la niña de antaño.
Pero de repente un estruendo hizo que se me amigaran las épocas y las epopeyas y yo ya no se si estoy en el 2008 o si estoy en 1942.
Rejuvenecen los rostros y yo me extingo, no soy siquiera polvo. Soy la nada flotante que escribe.

Helena mira el sol y los ojos le brillan con

Más astucia, es una milonga mas dice.

¿Y como es?


El cielo, es decir, a través de los prismáticos anaranjados. Crecen y crecen hasta llegar a tener tamaños i n s o s p e c h a d o s.
Luego el prismático mismo es más grande que todo nuestro cuerpo y ahora sus lentes nos reflejan enteros y nos miran a nosotros.

En Ofelia: produites par leurs servisteis, ministres de corruption.

Era aquel hombre, que se tomaba una cerveza con su amigo “el negro” (aquel loco afroamericano que luego se hizo fanático evangelista). En aquel lugar que hacia sentirse rico al pobre.

Vuelven los tiradores y las fábricas textiles ruidosas de 1942.
La cerveza que enfriaba las bocas sedientas, infaltable también el hombre del bonete que las sirve.
Las caras de los guapos tangueros que le corrían a la milonga (en el club de Mataderos) y como olvidar los ojos de Helena (la hija de los gallegos).
Eh, HELENA con los ojos aguamarina, la que provoco aquellos pleitos.
El asunto del caballo de mentira, el de adorno, el que tenía dentro todos esos nomos de cartón.
¡Ay Helena! Dice Juancito, si te casas conmigo, yo soy solo un obrero.
Si no la dejan los gallegos casarse se tira bajo el tren.
Que locuras Helena la de los ojos de praderas y corderos. La de Pedro y el lobo.

Ella era Pedro, pero también era el Lobo.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Elsa versa


Es que el chirrido, el maldito chirrido que es como si me indicara que hay alguien tras la puerta, pero son también las olas, una escaramuza de dos o tres (la cumparcita o el dos por cuatro) y una clase tediosa en donde se repite senpiternae, ae ae.
Veras que es hora de abandonar los lugares, y las sillas. El sol que entra por el ventiluz es tan efímero y la gata se revuelca en el, como en medio de un festejo sin fin.
Había entro de todo una cosa interesante sobre el origen del mundo, era mas o menos una reina africana que paria todos los días. Si, daba a luz árboles y serpientes. Había otra que había dado a luz una almeja (extrañísima la cosa) la almeja a su vez fue preñada por un aceite de coco (en una bañadera) y se había hinchado bastante para dar luego a luz a dos hijos que crecieron en un día, y se convirtieron en muchachos. Después un matrimonio que vivía dentro de una botella, y un burro que tosía monedas de oro, Pedro de lo más contento cayó del precipicio. Me parecen las cosas de todos los días gobernadas por una lógica bastante absurda, nadie me explica porque hoy la librería estaba inundada hasta por los tobillos del señor Borges. Y un hombre preguntaba si tenían heterodoxia, y se quedo bastante rato mirando un librito de Mark Twain (Teniendo este un hermano gemelo, y en un río ahogase uno sin saber nunca cual de los dos). Pensando que el mismo era Huckleberry Finn, en el cantar de Fin O viceversa, versa, ersa, adiós Elsa.

jueves, 18 de septiembre de 2008

De la calle aquella, en una explanada de viento y marea y una luna

Que se instalaba redonda y gigantesca como queriéndose comer el mundo.

Resurge y repaceré en otros sitios lejanos y cruzándose por entre las ramas que intentan taparla pero no deben.

Y en mi bolsillo el puñal escondido, esperando el momento preciso, deseoso y hambriento, el que nunca había matado a otro, ahora quería desencadenar su ira.

El que me ama (yo se que lo hace) hoy merece morir y yo lo merezco mas.

Pero hoy le toca la suerte en las ruletas de los casinos y en los burdeles.

Sus labios suavemente me clavan un beso que suena a la despedida definitiva.

Y yo lo beso, para darle la muerte que lo corre con el tiempo de los segundos que esperan.

Mi mano actúa en una representación casi romana, toma el puñal –involuntaria- y lo clava. El no lo impide, lo recibe como el rey malandra que es, porque me ama.

Pero no deja de besarme, y aguanta la presión del dolor eterno.

Los ojos muertos, ya vacíos, miran los míos con la brillantez marchita.

Lo sostengo porque amenaza con caer hasta que cae, desplomado como un ave a la que la han bajado de un honderaso justo y preciso.

Luego del terror mate a un hombre, al único que me amaba.

Y ahora… ahora debo correr.

Versión apócrifa de Magdalena


De la calle aquella, en una explanada de viento y marea y una luna

Que se instalaba redonda y gigantesca como queriéndose comer el mundo.

Resurge y repaceré en otros sitios lejanos y cruzándose por entre las ramas que intentan taparla pero no deben.

Y en mi bolsillo el puñal escondido, esperando el momento preciso, deseoso y hambriento, el que nunca había matado a otro, ahora quería desencadenar su ira.

El que me ama (yo se que lo hace) hoy merece morir y yo lo merezco mas.

Pero hoy le toca la suerte en las ruletas de los casinos y en los burdeles.

Sus labios suavemente me clavan un beso que suena a la despedida definitiva.

Y yo lo beso, para darle la muerte que lo corre con el tiempo de los segundos que esperan.

Mi mano actúa en una representación casi romana, toma el puñal –involuntaria- y lo clava. El no lo impide, lo recibe como el rey malandra que es, porque me ama.

Pero no deja de besarme, y aguanta la presión del dolor eterno.

Los ojos muertos, ya vacíos, miran los míos con la brillantez marchita.

Lo sostengo porque amenaza con caer hasta que cae, desplomado como un ave a la que la han bajado de un honderaso justo y preciso.

Luego del terror mate a un hombre, al único que me amaba.

Y ahora… ahora debo correr.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Conquistador, there is no time, I must pay my respects.
Money, so they say

Is the root of all evil today.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Sea


Magullaban, por entre los pastos.

Magullaban si, por el insuperable si.

La felicidad esta en mi bolsillo izquierdo, no.

Te miro, no puedo mas que agredirte con mis palabras, si.

Las palabras –que de ellas- resuenan con un eco profundo, del odio

cultivado por muchas décadas, o apenas 1.

A cada palabra te mato un poco (creo).

En cada lucubración me mato un poco yo.

Jugamos jugamos jugamos, a morirnos cada vez mas, jugamos a la guerra, jugamos a asesinarnos como fuere –tu en tu trinchera y yo en la MIA-.

¿Pero no ves? Me estoy muriendo, me estas matando vos.

¿Pero no ves? Me estas matando YO.

YO, me estas clavando un puñal. YO, no me vuelvas a pedir que me sacrifique por vos.

YO no permitas que caiga.

YO, te odio.

Vos deberías morirte YO, deberían aniquilar tu discurso patético, deberían exterminarte. Porque YO, me estas matando y te estas muriendo (no te das cuenta). Estas sangrando sola, y no iré a socorrerte esta vez, no.

Nadie vendrá por ti, aunque llores fuerte y te tires al piso anaranjado, aunque blasfemes y golpees puertas, ni que te muerdas las uñas.

Aunque te escapes por la ventana y te burles de mi en el espejo.

Aunque, escribas estas líneas, con la única desesperación de gritarle al mundo, (a YO), que te escuchen.

Ya no te salvan, ni tus canciones, ni tu guitarra desafinada. Ya no quieren escucharte.

Miserable YO, deberás morir solo.