jueves, 4 de junio de 2009

Una fiesta de quince


No no. Eran las velas. Si, todos los familiares están invitados. Espero que no venga esa Gladis (es una arpía). Se cree que puede hablar mal de mí y después puras sonrisitas. La nena la quiere pero… tiene que entrarle el corset, le especifiqué que no comiera por lo menos dos días antes de la fiesta. Un ojo de la cara. Nos endeudamos, pero que más da. La gente dirá ¿Han visto que fiesta más linda y más cara? Seremos de categoría. Nada de salones baratos y de comida en mal estado. Nosotros brindaremos calidad y nadie podrá decir nada. Gladis quedará muda de asombro, esa estupida que dice que nosotros damos vergüenza. ¿Y Héctor? ¿Qué hacemos con Héctor? Si le ponemos las botellas cerca arruinará todo. Quizá se haga el vivo con una amiguita de la nena. Que desastre, tanta plata. Pero después queda el recuerdo. Quiero que mi hija sea una vedette. Cuando la vi probarse el vestido (que orgullo) un poco rechonchita pero si no come estará perfecta. Los suvenires no son los mejores, una velita con una fotito de la nena pegada (pero bueno), nadie puede decir nada. Ahí estas Tamara, -vení sentate, mamá está pensando en vos. No tenes que comer nada ¿Sabes?, vas a ser una diosa –le toca el pelo a la hija-. La madre se balancea, llora de felicidad. Entra un hombre a la cocina (debe ser el padre de Tamara pero no lo sabemos). -¿Qué estas haciendo Elvira? –La mujer está halando sola, en la silla no hay ninguna hija-.

1 comentario:

Fuera de foco dijo...

wow, me gusto mucho
segui asi
beso