miércoles, 12 de agosto de 2009


LOS OTELITOS


Asombrosas y divertidas criaturas vivientes que tú mismo crías: Monos Marinos.
Fáciles de criar sólo debes añadir agua y seguir las instrucciones (Este kit contiene tres sobres con elementos de crianza y manual completo de instrucciones)
Sea monkeys



¡negado!
este animal, este tadeo
de mi alma
horriblemente feo
seguramente inadorable
falso a todas las letras
y de letras fabricado
pero, perdida la calma
me desfondo en un confíteor Deo
él no sólo me perpetra
¡también me empala!

Osvaldo Lamborghini, Tadeys



I

No lo esperábamos cuando llegaron los etruscos. Negros todos ellos y de un tamaño mínimo, eran, a decir verdad, pequeños furiosos con pensamientos poco predecibles. Así que les llamamos los Otelos. No dejaban dormir. Tiraban de los cabellos por las noches, e imitaban los ladridos de los perros. Eran insoportables los Otelos negritos, pero como con todo, me fui acostumbrando a ellos y les fui tomando aprecio.
Una mañana uno se me ahogó en la pileta. Su torpeza era considerable, sobre todo porque miraban su reflejo en el agua, e instantáneamente, querían abrazarse a sí mismos.
Ese día comprendí que eso de los etruscos y yo no era para siempre.
De tres me quedaban solo dos.
El siguiente mes otro etrusco se me murió. Se había quedado dormido en el garaje y la abuela lo atropelló con el reno 12.
Lo enterramos con tristeza.
De tres me quedaba sólo uno.
Lo que sucedió después fue lo que todos suponían. Mis cuidados con el último etrusco fueron excesivos.
Lo perseguía por todos lados, lo sobrealimentaba, le acariciaba los cuernitos mientras le cantaba el arrorró. Mi último Otelito se sacó los ojos así mismo y se me murió desangrado mientras pensábamos que dormía la siesta.