miércoles, 15 de octubre de 2008

Donde se cuenta un regreso que no regresa pero se recuerda.



Zulma querida, si pareciese un tiempo lejano aquel en donde te recuerdo, sentada enhebrando las agujas. Afuera tendiendo la ropa al alba, con las manos enjuagadas en un sudor frió. El frenesí con el que te atabas los cabellos –siempre igual- sin variaciones ni pretensiones de bonita, pero tan hermosa como un paisaje al cual se admira. Zulma, me has regalado tantas cosas… A las escondidas entre rumores tuyos, debajo de las sabanas que olían a naftalina y a flores. Mis dedos preseros entre tus cabellos castaños y esos ojos de cabrillita. No me entiendo Zulma. El día que partí de tu lado, me volví a la cama de roble para darte un último vistazo y comprendí rápidamente que ibas a estar mejor sin mí. Que yo con todo lo que soy, soy una carga para mi mismo. Mientras me tomaba el tren del mediodía no pensaba en vos (no voy a mentirte) pensaba en mi, que estupido soy.Y de pronto me vi formando parte de una cuidad que me recibió a empujones por las calles. Se me perdieron los zapatos y las medias Zulma. Olvide lo que había sido entre bares de la recova. Sin embargo un día por Acoite, vislumbre entre retazos de sol y edificios nublados a una muchacha muy parecida a vos, y te recordé en un pantanazo de imágenes.No importamos nada Zulma, nos redujimos a recuerditos distantes. El error más grande que cometí fue pensar que yo importaba más que vos y más que este mundo de mierda. De mierda si, porque también pensé que podía ser conquistado por una fascinación apócrifa. Me han vendido los espejitos de colores y me los ha quitado un usurero maldito. Pero y que, ahora camino con el automatismo de un animalito de la calle, y no confundas los tantos porque yo no te volví a querer, soy incapaz de que se me revuelvan las entrañas por alguien ¿Lo entiendes? Te casaste y diste a luz hijos ¿Cuántos Zulma? Que me importa.Que soy… supongo que un cobarde sin suerte, una suerte de cobarde. Y ahora te describo mi situación actual. Estoy sentado en un banco de alguna plaza que no se el nombre, compré un librito de Katherine Mansfield “La chica cansada y otros cuentos” no he comenzado a leerlo, tampoco tengo ganas de hacerlo, hay demasiado sol, demasiadas palomas, demasiados viejos gimnastas. Hace diez minutos observaba un cuerpo de mujer perfeccionado, frívolo y puntiagudo. Hace cinco minutos encendí un cigarrillo. En este instante dos trajeados pasaron indiferentes hablando de la caída de la bolsa. ¿Qué hago Zulma? Te escribo una carta con todos los recursos y las palabras que quedan bien, o te visito luego de cinco años de haberme marchado para que me saques volando y me pegues con una escoba deshilachada. Yo iluso en mi imaginario te tengo en el mismo lugar de antes, pero quien sabe si te mudaste o si te robo alguien y te desprendió de tu casita de adoquines. Tengo tan poco en que pensar, tengo tan confuso el interior de mi ser. Quiero disparar y correr ¿pero hacia donde? Me dirás que me mate, te responderé que lo hagas por mí porque no tengo el valor. No tengo nada porque vivir, esta falsa energía se me extiende a lo largo de los años y yo solo espero, que me mate el cigarrillo o una enfermedad extraña y que no sepa la cura nadie. Ayer un vago en un café me dijo “pibe, vos la parlas bien, si no tenes laboró escribite un libro de autoayuda”. Hombre, estas en lo cierto, este desgraciado puede decirle a los demás como deben vivir. Se puede llamar: “Renacer en el complejo siglo XXI” y puede tener una grata dedicatoria “Para Zulmita que me lleno de luz los días”.Áspero áspero áspero como un vino. Toda mentira para adoctrinar a los que quieren vivir mejor. Vivan peor hasta sacarse los dientes, pero vivan. Respiren hasta tomar conciencia de los pulmones. Lola

1 comentario:

joaquín c. dijo...

hay fragmentos, palabras, que son extraordinarias, otras...
esa respiración ese decir

muy sobre héroes y tumbas, non?